EL GUEVARISMO CHAMPAGNE

Por Andrés López*

ATENCIÓN: ESTA NOTA CONTIENE SPOILERS

“Relatos Salvajes” ha tenido un más que notable éxito de público (atizado además por una campaña publicitaria pocas veces vista en la industria del cine argentino) y por tanto no es extraño que ya se hayan escrito muchas cosas sobre ella y sus “alrededores”. En general la crítica y la audiencia alaban sus méritos artísticos, mientras que el debate se ha dado en torno al sentido de lo que se ve en la pantalla, agrandado por algunas declaraciones de su director Damián Szifrón, en especial las realizadas en los sempiternos almuerzos de la Señora Legrand.

Antes de continuar, me atajo y me adelanto a la pregunta que probablemente se hagan quienes lean esta nota: por qué se habla sobre cine en un blog dedicado a la economía?En un nivel muy personal, me empuja la cinefilia que cultivo hace décadas y mi inclinación probablemente algo adolescente a llevar la contra; confieso que hace mucho tiempo que no odio tanto una película como lo hice con “Relatos Salvajes”. Pero bien mirado, algún aspecto interesante para la reflexión desde la economía encuentro en todo esto.

Y lo interesante parte de esta declaración de Szifrón realizada en la revista Brando: “Mis enormes diferencias son con el capitalismo en todas sus formas. Sostener un sistema que se basa en la desigualdad me resulta insultante con nuestra especie”(http://www.conexionbrando.com/1709870-damian-szifron-el-padre-el-hijo-y-el-cine). Declaraciones similares hizo en lo de Mirta, en la conferencia de prensa en Cannes cuando presentó la película y en otros lados. Quiero enfatizar que esta repetición indica que Szifrón piensa (o nos quiere convencer de) que su película de algún modo aporta o entrega alguna reflexión crítica hacia el capitalismo y sus injusticias.

Luego de leer estas afirmaciones ya fui a ver la película con muy mala espina y quizás es por esto que hoy pertenezco a la ínfima minoría de gente que piensa que, en lugar de una obra maestra, estamos ante una películaMUY mediocre y tremendamente sobrevalorada.Por suerte, no estoy solo en ese planeta; un colega economista,que es también crítico de cine, Agustín Campero, escribió una muy buena reseña negativa en el último número de El Amante (http://www.elamante.com/noticias/salio-el-numero-265/), y otras similares pueden verse aquí http://www.hacerselacritica.com/una-pelicula-de-mierda-algunas-consideraciones-sobre-relatos-salvajes-de-damian-szifron-por-gustavo-f-gros/(ver también los links al final de la crítica que llevan a otros análisis interesantes). Todo (o casi todo) lo que tenía para decir en contra de la película en el plano artístico ya está ahí y mucho mejor dicho de lo que podría haberlo hecho yo.

Me enfoco entonces en Szifrón, sus problemas con el capitalismo y “Relatos …”. En un plano quizás superficial podría sorprender que alguien que haga una película TAN calculadamente pensada como “acontecimiento” cultural-comercial como esta (ver la nota de Campero al respecto), y cuyo universo de referencias cinematográficas no se basa, como lo ha dicho el mismo Szifrón, en Ken Loach, AkiKaurismaki o los hermanos Dardenne, sino en el cine industrial de Hollywood,declare suelto de cuerpo que tiene “enormes diferencias” con el capitalismo (y no tengo nada contra Hollywood, al contrario, a mí también me gusta más Terminator que cualquier película de Loach).

Sin embargo, no es eso (o no es solo eso) lo que me motiva a escribir (y lo que me enoja) sobre “Relatos Salvajes”. Muchos otros grandes directores que en algún momento realizaron producciones con actores famosos o presupuestos importantes han tenido afinidad o militancia directa en la izquierda (rápido me vienen a la mente nombres como Visconti, Buñuel, Bertolucci, Godard, Kurosawa, Monicelli, pero si nos ponemos a pensar seguro surgirán otros). Lo cierto es que cuando esta gente trataba problemas sociales, históricos o políticos, el punto de vista de izquierda (o anarquista, como en Buñuel), resulta bastante claro y en general agudo (aunque raramente obvio, porque el arte políticamente obvio difícilmente sea interesante).

El problema no es que un director de cine (o cualquier artista) critique al capitalismo o en general al sistema económico-social imperante en cada momento del tiempo (al contrario, esperamos que eso ocurra de manera frecuente). El problema es la forma en que lo hace Szifrón, y el carácter oportunista y superficial del producto que nos quiere vender.

Desde el punto de vista ideológico su película es infantil. Pienso en el episodio de Darín y las pueriles referencias al “SISTEMA”; para eso, y para reírme en serio,me quedo por lejos con Jack Black en la excelente School of Rockde Richard Linklater hablando sobre “TheMan”;https://www.youtube.com/watch?v=37oJqWp4rJM.

Pero el mayor problema es que cuando en “Relatos Salvajes” aparecen personajes “de clase baja” son: a) psicópatas capaces de matar a un niño porque su padre es un político corrupto; b) conductores prepotentes, resentidos y también igualmente psicópatas; c) jardineros dispuestos a mentir y encubrir ante la justicia a un asesino al volante por unos pesos (y nótese además la marca berreta de clase de Szifrón cuando le hace decir a este personaje que además de plata quiere una casa en Mar de Ajó, que grasada che, esta gente no viene a Punta como nosotros!!!).

Más aún, lo que brilla por su ausencia en esta película es algún personaje, ¡alguno! que sea digno (quizás el de Julieta Zylberberg sea una excepción): todos son igualmente repulsivos o hacen algo repulsivo. Ustedes dirán, es el “sistema” (capitalista?) el que los hace así! Será eso lo que nos quiere decir Szifrón? Me temo mucho que no; las “salvajadas” de los protagonistas en esta película responden casi siempre a situaciones individuales sufridas por personajes de clase media o clase media-alta (novias engañadas, padres con hijos que manejan borrachos, aeronavegantes a los que sus padres les arruinaron la vida …). El episodio “anti-sistema” sería el de “Bombita Darín” (con un mensaje político partidario bastante obvio por otro lado …): pero el protagonista arrastra una serie de problemas que poco parecen tener que ver con ningún “sistema”, sino más bien con su mujer y con unas grúas que le llevan el auto cuando estaciona mal. Ahora, cuál es la reacción del personaje de Darín? Donde pone la bomba? Se la pone a Macri como haría un anarquista de ley? No, la bomba explota donde están los laburantes (a los que maltrata bastante) y otros ciudadanos a los que les llevaron el auto. Sí, no quiso matar a nadie … Muy tranquilizador, como el final del último episodio (el menos irritante, probablemente porque discurre en un ámbito que Szifrónconoce bien, las fiestas de casamiento de la clase media alta porteña).

Y el capitalismo y sus inequidades adonde están?Si quieren algo de eso, vuelvan a Loach, Kaurismaki o los Dardenne. O pueden probar, gran película,“Viñas de Ira” de John Ford (si John Ford!). Porque en “Relatos Salvajes” de eso no hay nada (salvo el relato de Szifrón que nos pretende hacer creer otra cosa). Aquí se trata de problemas con padres, novios, hijos, reglas de tránsito, corrupción, cuestiones todas que preceden y probablemente sobrevivirán al capitalismo (bueno, quizás en el futuro las instituciones familiares o la idea de pareja se disuelvan, pero no me parece que estos sean temas que la película quiera discutir). En todo caso ciertas situaciones hoy generan reacciones a vecesmuy violentas debido a que la vida moderna es más estresante que la de hace 100 años. Si Szifrón hubiera dicho, che, se trata de unos sketches televisivos más o menos cómicos que muestran que la gente bajo presiónse puede volver loca en ciertas circunstancias, probablemente no estaría tan enojado. Pero no …

Ya cerrando, algún lector preguntará, OK, supongamos solo por un segundo que tenés (algo de) razón; hay alguna moraleja más general que salga de acá o es solo un berrinche contra una película que no te gustó y un director que te parece un frívolo y un oportunista? Y aquí es cuando doy el salto al abismo y armo una hipótesis típica de los “opinators” que tanto odiamos (y odio); no será que hay muchos Szifrón dando vueltas por acá cerca?No será que una parte de la clase media intelectual “progresista” local (quizás también en otros lados, pero no podría asegurarlo) practica formas similares de “guevarismo champagne”, tan superficiales e inefectivos como el de Szifrón? … Cómo diría un viejo periodista ya fallecido y para nada guevarista (pero que también iba a Punta del Este): lo dejamos ahí?

 

PD 1: si quieren ver un par de películas de episodios verdaderamente salvajes, pero hechas por un director más sensible y modesto, les recomiendo “I Mostri” e “I NuoviMostri”, del maestro DinoRisi (la segunda realizada junto con Mario Monicelli y EttoreScola).

PD 2: en algún lado Szifrón declaró que ahora ya no cree, como en “Los Simuladores”, en las soluciones individuales, y que el problema del capitalismo es más general (http://www.lanacion.com.ar/1713330-damian-szifron-yo-escribo-con-los-espectadores-en-la-cabeza). Esto, que por cierto no es el mensaje que emerge de su película, ya lo había dicho mucho mejor en una escena magistral Don Luis Buñuel hace 50 años filmando una de sus mejores obras, “Viridiana”: pasen y vean: https://www.youtube.com/watch?v=y2kab6WnSPw

*Doctor en Economía (Universidad de Buenos Aires). Director del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT). Director del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas (Universidad de Buenos Aires) y Profesor Titular Regular de dicha casa de estudios en la materia Desarrollo Económico

6 comentarios sobre “EL GUEVARISMO CHAMPAGNE

  1. Se me ocurre que la nota de Andrés ofrece un puente adicional entre el análisis de la película y el debate económico actual.
    Se ha discutido muchas veces (en especial en los años setenta) si el análisis de un film debía circunscribirse a lo que se ve en la pantalla o si debe incorporar reflexiones del director sobre sus intenciones (tan necesarias e inútiles cuando se trataba de Bergman o Buñuel). Prefiero ubicarme entre los que piensan que la forma de expresarse de un director es el cinematográfico. Cuando el mensaje es directo pero carente de valor estético, puede llegar a ser muy reaccionario, a pesar del contenido de ese mensaje.
    En economía pasa algo parecido, ¿se deben analizan las políticas o el “relato” que pretende aclarar, justificar o confundir esa política?
    Cuando el lenguaje cinematográfico es deficiente, no mejora con las explicaciones del director.

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  2. Yo creo captar la misma contradicción entre dimes del autor y los supuestos mensajes de la película. Pero la resolución no es evidente? Szifrón siempre hizo entretenimiento, y su pueril postura política (por otra parte, desconocida hasta ayer) parece más una estrategia para ganar minitas que para vender el film. Szifrón nunca hizo cine político y «Relatos» tampoco lo es. La prueba es que los espectadores de CABA, inmunes a esa supuesta ideología, disfrutan, aplauden, y agradecen el momento entretenido y local que ofrece el film.
    Si se me permite la psicología barata, creo que tu artículo destila enojo contra otras cuestiones del devenir local. Y sinceramente, Szifrón no parece tener la culpa.

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    1. Muy de acuerdo con el comentario de Oscar, interesante el paralelo y ciertamente 100% con la idea de que lo que no está en la película no existe (las intenciones no cuentan, y las explicaciones tampoco). Con relación a Manhattan, puede que yo esté enojado con otras cuestiones, y quizás Szifrón busque ganarse minitas, en todo caso la amplificación que han tenido sus declaraciones es, creo, producto de su exclusiva responsabilidad, y la verdad que como digo en la notita, los frívolos y oportunistas me tienen verdaderamente podrido

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      1. Ok, sensaciones personales son sensaciones personales.
        Aclaro que lo de ganar minitas no era literal, sino una metáfora por hacer un comentario políticamente correcto de colegio secundario. Pero insisto en que sus dichos nada tienen que ver con su estilo artístico ni con lo que se conoce de su persona, y que el éxito de su película tampoco le debe nada a ellos.
        Su frase es frívolidad, y su película es entretenimiento. En la práctica, ninguna de ambas están destinadas a crear en la población una conciencia moral o política sobre nada. No le da el piné para eso.

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  3. Andrés, como bien comentás, “lo que no está en la película no existe”. Me gustaría saber entonces por qué supeditás todo tu análisis sobre la película a comentarios del director sobre lo que cree que es el capitalismo o lo “a favor” o “en contra” que está del sistema. Por qué creés que la película tiene ínfulas de anti sistema cuando en realidad no las tiene?
    Con respecto a lo que para vos es el mayor problema de la película, la representación de personajes de clases bajas, creo que estás haciendo una lectura incorrecta de la misma: ningún personaje de clase baja intenta matar a un chico porque su padre es un corrupto (sí aparece un personaje de clase baja que intenta salvar al chico); el jardinero está dispuesto a encubrir y mentir pero aparece en la película más como una víctima (es engañado por su patrón y el abogado quienes le hacen creer que la pena será muy leve) que como un encubridor aunque, sí, es verdad que sabe que lo que está haciendo está fuera de toda ley y sentido moral (lo cual te diría que es -casi- el eje de la película, personajes actuando en forma violenta fuera de la ley en base a impulsos y poca refelxión). Te concedo que el conductor de clase baja es un resentido y psicópata, aunque el de clase alta parece tener un comportamiento bastante psicópata también.
    De cualquier manera, no entiendo por qué te obstinás en buscar la repulsividad de los personajes en algún rasgo anti sistema de los mismos cuando está bastante claro, como bien señalás, que las motivaciones para la violencia son otras.
    Quizás Relatos no fue en tu opinión la película excelente que en los medios se decía y quizás no está a la altura de películas de los otros directores que mencionás en la nota, pero me parece que tu odio surge de pretender que una película sea algo que simplemente no es.

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  4. Francisco, transcribo parte de una de las entrevistas en las que Szifrón hace la conexión entre su película y los males del capitalismo (hay otras similares)

    «BRANDO: Relatos salvajes parece subir la apuesta todo el tiempo, llevando cada situación hasta las últimas consecuencias.

    SZIFRON: Es que una vez que se establece el vínculo entre la película y el espectador, si apostaste por un efecto sorpresa, tenés que satisfacer esa demanda. Eso es riesgoso, porque si perdés al espectador es difícil reconectarlo. Entonces, cada escena tenía que brindar una novedad. Y aunque comparten determinado universo y temática, no se puede decir que sean todas iguales: hay algo de la repetición y de la variación que tiene que estar funcionando bien todo el tiempo.

    BRANDO: ¿Por qué es tan desmesurada?

    SZIFRON: Me parece que esta es una época de muchísima represión. Vivimos en una sociedad que no necesariamente elegimos y damos por natural un montón de cosas que están impuestas. La sociedad es una especie de jaula, que nosotros no vemos, pero a veces tenemos el techo un poco bajo y estamos incómodos…

    BRANDO: ¿Te referís a la sociedad argentina?

    SZIFRON: No, hablo más bien del capitalismo en Occidente. Mis enormes diferencias son con el capitalismo en todas sus formas. Sostener un sistema que se basa en la desigualdad me resulta insultante con nuestra especie. »

    A mi modesto entender, a confesión de parte relevo de pruebas, no soy yo el que dice que la película es anti-sistema, es su director.

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