Por Jeremías Lachman* y Andrés López**
Desde hace varios años el sector agropecuario está atravesando un intenso proceso de transformaciones en sus prácticas tecno-productivas. Este proceso busca implementar esquemas productivos “sitio-específicos” con el fin de mejorar los rendimientos a campo y a la vez reducir la necesidad de insumos productivos –ahorrando costos y generando menores impactos ambientales-.
Este nuevo paradigma –conocido como “agricultura de precisión” (AP), aunque también se aplica a la ganadería- resulta de la convergencia de dos procesos paralelos: i) el surgimiento de nuevos desarrollos tecnológicos con diversas aplicaciones en la agricultura y la ganadería, varios de ellos derivados de innovaciones en el campo de las TICs, y ligados a la ciencia de datos, la inteligencia artificial y la electrónica; ii) las transformaciones ocurridas en la organización de la producción de los bienes de base biológica, en particular en el caso de la agricultura extensiva.
La difusión de estas nuevas tecnologías puede no solo conducir a una expansión más sostenible de la producción agrícola, sino también a la aparición de proveedores locales de equipos y servicios intensivos en conocimiento en países especializados en agricultura. Esto abre el camino para procesos de aprendizaje interactivos proveedor-cliente (que aumentan las tasas de adopción y mejoran la eficiencia y la calidad de las innovaciones obtenidas) y para una mayor diversificación de las exportaciones a través de la internacionalización de los proveedores de tecnologías para la AP.
Un nutrido grupo de empresas argentinas actualmente desarrolla y comercializa equipos así como también servicios asociados a la AP. Si bien es usual que algunos casos de éxito dentro de este grupo aparezcan en la prensa gráfica o audiovisual o se difundan en los ámbitos interesados en el negocio agrícola o en las innovaciones asociadas a TICs y ciencias de datos, poco es lo que se sabe hasta ahora de la oferta de tecnologías de AP en la Argentina si lo que se busca es entender de manera sistemática las características, desempeño y perspectivas futuras de las empresas que las desarrollan.
Con el fin de ayudar a cerrar esta brecha de conocimiento pusimos en marcha desde el IIEP-BAIRES (UBA-CONICET) la Primera Encuesta Nacional a Empresas de Agricultura y Ganadería de Precisión, la cual abarcó a 77 firmas (sobre un universo de 120 que detectamos a través de múltiples fuentes, incluyendo noticias de prensa, contactos con INTA, CREA y otros organismos, visitas a ferias, entre otras). Las informaciones de la encuesta fueron complementadas con múltiples entrevistas y reuniones con referentes y expertos del sector. Los resultados de nuestro trabajo serán publicados próximamente como documento de trabajo del IIEP-BAIRES. Aquí ofrecemos un breve resumen de los mismos.
Para la prestación de los servicios ligados a la agricultura y ganadería de precisión son cuatro los segmentos críticos a ser sorteados de manera secuencial, tal como lo ilustra el Esquema 1. El proceso se inicia con la captura y digitalización de datos que pueden provenir de sensores incorporados a la maquinaria agrícola, de equipos específicos (e.g. drones, corrales, bebederos), de imágenes satelitales (o de otras fuentes) y/o de la carga manual de datos capturados de forma tradicional. El paso posterior consiste en la codificación y procesamiento de los datos recolectados a fin de convertirlos en una herramienta útil para brindar información de interés, por ejemplo, a partir de la generación de mapas micro-ambientados, mapas de rindes o la detección temprana de plagas, enfermedades o errores en las labores productivas.
En tercer lugar, se generan soluciones contingentes ante la multiplicidad de variantes a las que se ven sometidas las producciones llevadas a cabo en ambientes biológicos. Estas soluciones, las cuales surgen a partir de la implementación de técnicas y herramientas de análisis provenientes, por lo general, de la ciencia de datos y/o de la computación, están dirigidas a mejorar el proceso de toma de decisiones del empresario. Así, además de la información de interés generada en el paso anterior, estas tecnologías posibilitan el armado de prescripciones orientadas a, por ejemplo, identificar la densidad de siembra óptima, elaborar diversas estrategias de fertilización y/o de fumigación basadas en la probabilidad de ocurrencia de múltiples fenómenos climatológicos, o diseñar programas de alimentación para el ganado segmentados según requerimientos.
Por último, se encuentran las tareas vinculadas a la aplicación de estas prescripciones. Para esto se requiere la utilización de equipamiento especial, el cual “lee” y luego “aplica” en el territorio la prescripción generada. De este modo, el cierre del circuito productivo de la agricultura y/o ganadería de precisión requiere tanto de servicios especializados como de la disponibilidad de agropartes de precisión (e.g. dosificadores variables de siembra, de fertilización o dispositivos para la aplicación selectiva de herbicidas).
Yendo ahora a las empresas de nuestro interés, podemos distinguir tres grandes grupos: i) aquellas dedicadas al desarrollo de equipos e instrumentos –aquí llamadas agropartes de precisión; ii) las que proveen servicios basados en conocimiento (SBC) para procesos de producción en el agro y la ganadería y iii) los emprendimientos de base TIC que prestan servicios para diversos eslabones de la cadena agropecuaria.
El primer grupo está centralmente orientado a desarrollar equipamiento que es implementado –en la etapa de fabricación o a posteriori– en la maquinaria agrícola. Estos equipos permiten por lo general ahorrar insumos, reducir impactos ambientales –a partir de una aplicación mucho más eficiente de aquellos- y capturar datos relevantes de los procesos productivos. A su vez, en la mayoría de los casos estos equipos también están orientados a cumplir con las prescripciones generadas por quienes toman las decisiones agronómicas.
Este grupo está integrado por un colectivo ampliamente heterogéneo de empresas. Por ejemplo, mientras algunas de ellas provienen de una base ligada al desarrollo de implementos mecánicos otras están mucho más asociadas a los componentes electrónicos. Otro factor de diferenciación se basa en las capacidades para el desarrollo de tecnologías –e.g., mientras que en algunas existen rutinas permanentes orientadas a concebir y desarrollar innovaciones, otras llevan adelante estas actividades de forma mucho más esporádica-.
A su vez, otro espacio de distinción dentro de este grupo radica en los modelos de negocios que sustentan la actividad. Mientras que algunas firmas están enfocadas en el desarrollo de equipos de precisión, para otras se trata de una actividad más dentro de un modelo de negocios más diversificado. Esta serie de diferencias al interior de este segmento hace que las posibilidades de exportación y de ingreso a cadenas globales de valor estén presentes en un número relativamente acotado de empresas. Así, la porción mayoritaria de estas firmas está fundamentalmente orientada al mercado interno.
Tanto el segundo como el tercer grupo de firmas están ligados a la prestación de servicios. Mientras que el segundo grupo tiene una orientación directa hacia los procesos de producción a campo, el tercer grupo provee servicios más diversos que pueden aplicarse sobre distintas etapas de la cadena.
Las firmas que integran el segundo grupo en general basan sus servicios a partir de un proceso compuesto por la captura de datos –a través de imágenes aéreas, satelitales, datos de sensores y/o de estaciones meteorológicas-, el procesamiento de los mismos –usualmente a partir de la utilización de algoritmos computacionales- y su entrega de forma relativamente sencilla a los usuarios finales –quienes de forma creciente acceden a los mismos a partir de plataformas digitales. En términos generales, estos servicios tienen una amplia variedad de usos, aunque los principales son los siguientes: i) producción por ambiente[1]; ii) monitoreo de cultivos y/o del rodeo[2]; iii) controles operativos[3].
Por último, el tercer grupo de empresas ofrece un conjunto de servicios ligados a las diversas necesidades que emergen en los múltiples eslabones que componen las cadenas de valor agropecuarias. El uso de estas tecnologías plantea, por ejemplo, la posibilidad de obtener fondos de financiamiento para producciones biológicas de fuentes alternativas a las convencionales, la aplicación de contratos a partir de la tecnología blockchain o el desarrollo de innovaciones orientadas a reducir costos e ineficiencias en la logística para el transporte de la producción. Tal como ocurre con el segundo grupo de empresas, acá también las plataformas digitales suelen ser el medio a partir del cual se prestan los servicios.
A continuación detallamos una serie de resultados que emergen de nuestra encuesta y ayudan a caracterizar a las empresas de estos tres grupos y comprender mejor su evolución, situación presente y perspectivas.
- Las empresas de agropartes de precisión se crearon, en promedio, en 1989, pero los primeros intentos de desarrollar equipos de AP se realizaron a fines de los años 90. Las empresas de servicios son más jóvenes; en promedio, se crearon en 2010. Mientras que alrededor del 25% de las empresas de servicios tienen participación extranjera en su capital, la cifra respectiva para las empresas de agropartes es solo del 8%.
- Las empresas de agropartes son más grandes que sus pares de servicios, tanto en términos de ventas como de empleo (38 empleados promedio en 2017 contra 14 en el grupo de servicios). Mientras que casi el 77% de esos empleados tienen títulos universitarios en el caso de las empresas de servicios, ese porcentaje cae al 36% para las empresas de agropartes de precisión.
- A pesar de su relativa juventud, el 51% de las empresas orientadas a servicios exportaron al menos una vez entre 2014 y 2017 (pero solo una de cada cinco fue exportadora regular durante ese período). En el caso de las agropartes, el 45% de las empresas de ese grupo exportaron al menos una vez durante el período 2014-2017, y el 40% lo hizo de manera regular. Aunque la mayoría de las empresas vende a los mercados vecinos (Brasil, Colombia, Uruguay, Bolivia, Chile), se han realizado exportaciones a la India, algunas naciones africanas (Uganda, Sudáfrica, Zimbabue, Etiopía), Rusia, Australia, Estados Unidos y Europa (Francia, España, Bélgica).
- El 64% de las empresas de agropartes está comercializando actualmente al menos un producto que fue resultado de sus propios esfuerzos de innovación, mientras que el 36% restante solo vende productos desarrollados por otras compañías (generalmente importados). A su vez, todas las empresas de servicios han logrado desarrollar alguna innovación, aunque alrededor del 30% de estas últimas aún no ha alcanzado la fase comercial.
- Todas las empresas de servicios y el 85% de las empresas de agropartes desarrollan actividades de innovación de forma rutinaria. Para las empresas de servicios, las actividades más importantes son aquellas dirigidas a «desarrollar nuevos conocimientos científicos o tecnológicos». A su vez, para las empresas de agropartes, las actividades de innovación más relevantes son la capacitación de personal y la adquisición de software y maquinaria para la innovación.
- En promedio, más del 20% del personal empleado por las firmas de AP se dedica a actividades de innovación (60% a tiempo completo y el 40% restante a tiempo parcial); en contraste, menos del 4% del personal de las empresas manufactureras argentinas se dedica a actividades de innovación según la última información disponible (Encuesta Nacional de Dinámica de Empleo e Innovación 2010-2012). Existen fuertes diferencias en esta área entre las empresas de agropartes (el 16% de sus empleados se dedica a actividades de innovación) y las empresas de servicios (el 50% del personal está empleado en esas actividades).
- En relación a los campos de conocimiento de los RRHH dedicados a actividades de innovación, las áreas de ingeniería fueron las más valoradas en el caso de las empresas de agropartes. En tanto, las empresas de servicios valoraron en primer y segundo lugar los conocimientos propios de la ciencia de la computación y la ciencia de datos, por encima de los propios de las ciencias agrícolas y/o pecuarias. Esta situación denotaría cambios relevantes en las capacidades tecnológicas y científicas involucradas a la hora de brindar dichos servicios para la agricultura.
- Las empresas de AP fueron muy activas a la hora de vincularse para desarrollar actividades de innovación. El 85% de las empresas encuestadas se involucró en al menos una actividad de cooperación entre 2014 y 2017 -ese porcentaje aumenta a más del 90% si solo se consideran las empresas de servicios-. Tanto INTA como los clientes fueron socios clave para ambos grupos de empresas; la interacción con los clientes es esencial no solo para validar las prescripciones dadas a los agricultores, sino también para mejorar los algoritmos que analizan y procesan los datos relevantes y para identificar oportunidades y necesidades que podrían atenderse con nuevos productos o servicios. A su vez, mientras que las empresas de servicios son más propensas a establecer vínculos con universidades, centros de investigación y asociaciones empresariales como CREA, los proveedores juegan un rol central en el caso de las empresas de agropartes. Las empresas de servicios también suelen asociarse con otras empresas del mismo sector para proporcionar paquetes de servicios complementarios.
- En cuanto a barreras para el crecimiento, si bien las más apuntadas fueron las vinculadas con aspectos estructurales de la economía nacional (e.g. riesgo económico y elevados costos), también se identificaron otras más específicas. Del lado de la demanda, por ejemplo, surge que una parte importante de los agricultores a menudo no tiene los conocimientos necesarios para aplicar las tecnologías de AP y, sobre todo, desconfía de sus beneficios. También se mencionó la falta de bienes complementarios (e.g. conectividad a Internet, normas para la interoperabilidad de equipos) para el eficiente uso de las tecnologías de AP. El acceso a financiamiento es otro tema central. Mientras que las empresas de agro-partes recurren más a bancos públicos o privados o a programas públicos para la innovación (e.g. FONTAR, FONARSEC), las empresas de servicios tienen mayor acceso a recursos de aceleradoras de negocios y capitales semilla o de riesgo. Sin embargo, a la hora de financiar actividades de innovación, el 100% de las empresas de agropartes y el 85% de las de servicios tuvieron que recurrir, en mayor o menor medida, a fondos propios.
Nuestros hallazgos abren la puerta a acciones de política específicas. Por ejemplo, a partir de diversos ámbitos de intervención pública podrían ser promovidos mecanismos que ayuden a difundir los beneficios de estas tecnologías, incluyendo pruebas piloto o esquemas de provisión de información. A su vez, también se requieren normativas que promuevan la difusión de estándares que faciliten la comunicación entre equipos y el uso y almacenaje compartido de datos, así como también la instalación de la infraestructura necesaria para una mayor conectividad en los campos. Estas políticas del “lado de la demanda” obviamente serían complementarias de otras que faciliten el desarrollo de la oferta, fundamentalmente en lo que hace a un mejor acceso a financiamiento.
La emergencia del paradigma tecno-productivo asociado a la agricultura y la ganadería de precisión genera la oportunidad de “montarse” sobre la base de recursos naturales del país promoviendo la formación de clusters de proveedores de bienes y servicios intensivos en conocimiento. Esto generaría al menos dos potenciales impactos positivos. Por un lado, impulsar un upgrading en las cadenas de valor agropecuarias vía encadenamientos hacia empresas que pueden desarrollar competencias y capacidades que les permitan no solo abastecer el mercado local, sino también internacionalizarse y eventualmente expandirse incluso hacia otros nuevos negocios con bases de conocimiento similares. En paralelo, el desarrollo de proveedores locales de bienes y servicios high tech abre una ventana de oportunidad para promover de manera más eficaz la adopción de estas novedosas tecnologías, permitiendo una expansión ecológicamente más sustentable de la producción de bienes de base biológica. Nuestro trabajo ha intentado aportar evidencia sobre estos nuevos fenómenos, con el fin no solo de generar conocimiento relevante desde el punto de vista académico, sino también de contribuir a los procesos de decisión en el ámbito de la política pública.
* Economista especializado en Economía agropecuaria y de los recursos naturales. Investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-BAIRES)
** Director del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas (Universidad de Buenos Aires). Investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-BAIRES). Investigador Independiente del CONICET.
[1] A partir de un conocimiento más preciso de la multiplicidad de ambientes que conviven en un determinado espacio, los productores pueden adoptar decisiones dirigidas a explotar el máximo potencial de cada uno de estos microambientes.
[2] A partir de dispositivos específicos –como drones o imágenes satelitales en agro o cámaras para el caso de producciones pecuarias-, el usuario de este servicio puede mantener un monitoreo completo y sistemático de su producción. Esto permite, por ejemplo, la detección temprana de plagas en cultivos agrícolas.
[3] Se trata de servicios que, a partir de los datos georreferenciados capturados y del procesamiento de los mismos, pueden dar a conocer en tiempo real las tareas operativas que se están llevando a cabo.