Adrián Ramos*
En los primeros ocho meses de 2014 las cifras de intercambio comercial registran que las exportaciones argentinas acumulan una caída de 10% respecto al mismo período del año anterior (ICA, INDEC). Las dificultades de la economía argentina en su frente externo se vienen agravando en la primera mitad del año: caída en el precio de la soja, desaceleración de Brasil, pérdida de competitividad, y todo esto al ritmo del compás que la marca el día a día del mercado de cambios.
La situación actual contrasta con el excesivo optimismo que no mucho tiempo atrás señalaba que la Argentina parecía haber superado una restricción externa al crecimiento que había estado presente en los 50 años previos (Bianco et al). Más allá de vaivenes, más o menos abruptos, el análisis del desempeño de las exportaciones en los últimos años destaca el arrastre del relativo estancamiento y la fragilidad de las exportaciones de bienes, especialmente de aquellos donde Argentina posee ventajas comparativas, y la intensa desaceleración de las ventas externas de servicios (una versión más extensa en colaboración con Ricardo Carciofi se puede leer acá).
Si observamos la evolución de las cantidades exportadas durante la última década, las cifras exhiben una trayectoria claramente diferenciada. Desde 2002 y hasta el año 2007 el crecimiento del producto y el comercio mundial empujó notablemente los precios y también las cantidades vendidas (éstas alcanzaron un ritmo del 5,4% anual) de nuestros productos. Pero a partir de allí, en los últimos 6 años, ese panorama se revierte de forma abrupta configurando una situación de estancamiento de los volúmenes (0,1% anual), aun cuando los precios han seguido una tónica alcista. Así, las cantidades exportadas en los últimos 6 años se encuentran estancadas.
Exportaciones, tasas de variación anual promedio (INDEC
Valor Precios Cantidades
2002-2007 16,9 10,9 5,4
2007-2013 6,5 6,4 0,1
La caída de la demanda externa que siguió a la Gran Recesión global de 2008 y 2009 aparece como factor de primordial influencia. Sin embargo, aun considerando ese episodio, Argentina ha perdido dinamismo exportador. Como lo indican los datos de la OMC, mientras que entre 2002 y 2007 el volumen del comercio mundial ha crecido algo más que el de la Argentina, a partir de allí la distancia se amplía y es 20 veces superior.
Este estancamiento afecta a los sectores donde predominan ventajas comparativas. Entre 2007 y 2013 los productos primarios (PP), las manufacturas de origen agropecuario (MOA) y también el rubro de combustibles y energía (CyE) registraron caídas en sus volúmenes físicos. A esto se suma el hecho de que una porción importante de los rubros primarios va dirigida a mercados de destino que restablecieron de manera rápida sus niveles de comercio y crecimiento con posterioridad a la crisis. Un indicio de ello es que los precios de estos productos continuaron con tasas positivas de crecimiento en los años bajo consideración. Las decisiones de política económica doméstica: restricciones a las exportaciones, políticas de precios, cuotas e impuestos tuvieron, a la postre, un impacto negativo.
Precios y cantidades exportadas de grandes rubros, tasas de variación anual promedio (INDEC)
PP MOA CyE
Precio Cantidad Precio Cantidad Precio Cantidad
2002-2007 11,4 6,7 8,3 9,6 23,6 -12,3
2007-2013 7,9 -0,9 9,5 -2,2 6,4 -9,2
Con el propósito de completar el panorama observemos el desempeño de las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) y de servicios. En ambos casos, las ventas exhibieron en los últimos 6 años una desaceleración significativa en su crecimiento, si bien en una trayectoria más dinámica que en los casos mencionados anteriormente.
Por un lado, entre 2007 y 2013 las ventas externas de MOI crecieron cerca de 11 mil millones de dólares. Sin embargo, sólo 3 sectores dieron cuenta del 95% de ese aumento: los vehículos y sus partes (contribuyeron con un 55%), los productos químicos (24%) y las piedras preciosas, principalmente oro (16%).Por otro lado, las exportaciones de servicios agrupan actividades de muy distinta naturaleza y en su desempeño intervienen distintos factores; sin embargo, un elemento común a variases un alto contenido de mano de obra calificada y que el tipo de cambio real resulta una variable clave.
Precios y cantidades de exportaciones MOI, tasas de variación anual promedio (INDEC)
Precio Cantidad
2002-2007 8,0 9,1
2007-2013 3,5 4,9
Valores exportados de servicios, tasas de variación anual promedio (INDEC)
Total Viajes Informática Empr, prof.y técnicos Cultural y recreativo
2002-2007 24,3 23,0 38,8 31,5 26,9
2007-2013 5,7 0,4 16,2 9,4 4,5
En suma, las cifras agregadas muestran que la pérdida de dinamismo de las exportaciones argentinas es un dato destacado de la evolución económica reciente, en particular en los rubros más importantes de nuestra canasta exportadora. Más aún, en los primeros ocho meses de 2014, las cantidades exportadas registran una fuerte caída adicional del 14% en PP, 14% en MOI, 18% en CyE y un aumento de sólo 3% en MOA (ICA, INDEC).
El estancamiento de las exportaciones argentinas de los últimos años es resultado de varios factores que se han conjugado de manera simultánea: políticas sectoriales equivocadas en actividades con capacidad de ampliar la oferta exportable, falta de inversiones que repercuten en mayores costos logísticos, insuficientes impulsos a los aumentos de productividad, señales confusas provenientes del manejo cambiario y de los vaivenes de la gestión macroeconómica, y la ausencia de una estrategia económica de inserción internacional, con una perspectiva concreta sobre el rol del Mercosur. Asumiendo que en el futuro el escenario internacional no presente sorpresas desagradables, algunos de estos elementos pueden corregirse brindando señales nítidas de hacia dónde se pretende avanzar.
El punto de partida indispensable es el diseño de un esquema macroeconómico sólido que incluye, por cierto, a la política cambiaria y la eliminación de aquellas regulaciones más notoriamente dañinas. Frente a un nuevo contexto es probable que aquellos sectores de mayor competitividad habrán de reaccionar favorablemente con una mayor oferta. Sin embargo, si se pretende un impacto de espectro más amplio, es necesario poner en marcha una agenda de políticas que debe armonizar, necesariamente, los elementos que hemos comentado arriba. Este enfoque es necesario no sólo si se presta atención a la balanza comercial y a las divisas, sino también a la generación de empleo. Si se elige este rumbo más exigente, la agenda puede tener dividendos atractivos, pero los resultados no están a la vuelta de la esquina.
*Licenciado en Economía de la FCE-UBA, ha realizado el Master of Science in Economics en The London School of Economics and Political Science (Reino Unido). Actualmente Subdirector del Departamento de Economía y del Instituto Interdisciplinario de Economia Politica de Buenos Aires (UBA CONICET).