Durante el transcurso del segundo semestre del año 2014 y parte del primero de este año, se llevó adelante el Proyecto de Investigación “Servicios Intensivos en Conocimiento en la Industria Basada en Recursos Naturales” coordinado por el BID, con diversos estudios de caso en varios países de Sudamérica (el sector del cobre y la cadena de producción de los salmones en Chile, el cultivo de Palma y la industria petrolera en Colombia, la trazabilidad ganadera en Uruguay y la industria semillera en Argentina) más algunas reflexiones más genéricas sobre la dinámica que viene desarrollándose en los recursos naturales en la región.
En el marco de dicha iniciativa, uno de los estudios estuvo a cargo de Guillermo Anlló, Roberto Bisang y Jorge Katz, investigadores del IIEP-Baires los dos primeros, y referencia internacional largamente reconocida, el tercero. Dicho estudio buscó explorar las nuevas dinámicas de aprendizaje asociadas a los recursos naturales –en particular, en relación a la producción agrícola en Argentina.
Recientemente, se publicó la versión online de los resultados de dicho estudio APRENDIENDO CON EL AGRO ARGENTINO: DE LA VENTAJA COMPARATIVA A LA VENTAJA COMPETITIVA: EL ROL DE LAS KIBS . Allí, a partir de la reciente dinámica local e internacional del sector, se realiza una reconsideración acerca de la visión tradicional de la agricultura como una actividad sencilla cuyo desempeño se asocia ineludiblemente con la favorable dotación de recursos naturales. En la actualidad, su explotación se sustenta en un complejo proceso tecno-productivo. Las producciones basadas en el uso de recursos naturales se encuentran condicionadas por el ambiente y mediadas por la tecnología disponible para cada localización particular. Así, una parte de las ventajas competitivas responde a las condiciones agroecológicas, mientras que la otra es el resultado de la aplicación de innovaciones de creciente sofisticación por parte del conjunto de agentes económicos que sustentan la actividad. La mayor complejidad y diversidad del conocimiento que se necesita para poder llevar a cabo la producción agrícola de manera competitiva ha derivado en la necesidad de contar con agentes más dinámicos. Por lo tanto, el sujeto agrario deja de ser el productor agropecuario autónomo en su chacra para convertirse en una red de agentes vinculados desde diversos espacios físicos al sistema productivo de recursos naturales renovables. A partir de esta estructura, el nuevo modelo tecnológico y organizacional permite una reducción de los costos operativos y un mejor uso de los recursos a la vez que incrementa la productividad.