Los servicios basados en conocimiento en Argentina: situación y perspectivas en materia de demanda de habilidades y patrones de internacionalización

Por Andrés López* y Jeremias Lachman**

Existe una amplia coincidencia respecto de que los servicios basados en conocimiento (SBC) representan una oportunidad para el proceso de transformación y diversificación productiva en Argentina (y, en general, en los países emergentes). Por un lado, se trata de actividades que pueden generar empleo y divisas por exportaciones y contribuir a crear competencias en diversas áreas, tanto tecnológicas como organizacionales y comerciales. Por otro lado, pueden emerger derrames de productividad vía movilidad de capital humano que se desplaza desde sectores de SBC hacia el resto de las industrias. Asimismo, los SBC pueden ayudar a mejorar la competitividad de otras actividades productivas vía la prestación de servicios complejos y la generación y transferencia de conocimiento.

Más aún: la productividad de algunos sectores de SBC puede ser mayor que la de la manufactura; por ejemplo, una estimación basada en una muestra de 20 países emergentes arroja como resultado que la productividad total de factores (PTF) del sector de telecomunicaciones, software y servicios informáticos es 1,5 veces superior a la observada en el sector industrial (Nayyar et al., 2021). En el caso de servicios profesionales la PTF también es superior a la del sector industrial, aunque la diferencia es menor (en torno al 10%) –en ambos sectores se repiten los hallazgos para el caso de economías de altos ingresos. En general, los sectores de SBC con mayores niveles de productividad son aquellos que venden a otras empresas más que a consumidores finales.

En suma, los sectores de SBC no son únicamente, a diferencia del tratamiento que muchas veces reciben en el debate público local, una oportunidad exportadora, sino también una fuente potencialmente muy significativa de ganancias de productividad para la economía en su conjunto (Jensen, 2013; Sorbe et al., 2018; Stehrer et al., 2012; Gotsch et al., 2011). En consonancia, los SBC también pueden ser motores del crecimiento en países emergentes (ver Di Meglio, 2015; Nayyar et al., 2021), en tanto poseen las características que antes se suponían exclusivas de la manufactura, incluyendo la posibilidad de alcanzar economías de escala (fundamentalmente gracias a las tecnologías digitales y al uso de inteligencia artificial), generar y difundir innovaciones y desarrollar encadenamientos aguas arriba y aguas abajo.

Los sectores de SBC tuvieron un desempeño notable en la primera década del siglo XXI en Argentina. Las exportaciones pasaron de USD 2200 millones en 2006 a USD 5.800 millones en 2012 (el crecimiento exportador arrancó a comienzos del nuevo siglo, aunque los datos para años previos no son directamente comparables por cambios en la metodología de estimación de la balanza de pagos).[1] El empleo, en tanto, más que se duplicó entre 2000 y 2012 (de 200.000 a más de 420.000 puestos de trabajo). Fruto de este dinamismo, en dicha etapa también creció fuertemente la participación del país en los mercados globales. Asimismo, Argentina se convirtió en una localización atractiva para la instalación de centros regionales y globales de desarrollo y provisión de servicios de las multinacionales que dominan el sector, a la vez que emergieron un puñado de medianas y grandes empresas locales que se internacionalizaron exitosamente, en algunos casos llegando a alcanzar la categoría de “unicornios”.[2]

La relevancia de estos sectores fue reconocida tempranamente desde la política pública local -e.g. Ley de Software de 2004, luego prorrogada en 2014 hasta fines de 2019 y la actual Ley de Economía del Conocimiento. Sin embargo, a partir de 2012 (y coincidiendo con el debilitamiento general de la actividad exportadora del país) la dinámica de estos sectores empieza a perder potencia. Hasta 2015 este proceso se asocia básicamente a dos factores: el aumento de los salarios locales medidos en dólares (fruto de la apreciación cambiaria de ese período) y la introducción del llamado “cepo cambiario”, que generó la aparición de mercados paralelos con una cotización del dólar superior a la oficial, induciendo a algunas empresas a buscar facturar sus servicios desde otras localizaciones en donde no estuvieran expuestas a la pérdida cambiaria.

Entre 2015 y 2017 las exportaciones vuelven a crecer y alcanzan el pico de la serie en el último año (USD 7.100 millones). A posteriori se inicia un nuevo ciclo de caída y las exportaciones llegan a USD 6.600 millones en 2019. En 2020 hay una nueva baja hasta USD 5.600 millones; si bien esto es en parte resultado de los impactos de la pandemia, la reducción experimentada fue superior a la observada a nivel global (de hecho, mientras que las exportaciones de software y servicios informáticos de Argentina cayeron en 2020, a nivel global esas exportaciones registraron una variación positiva). Esto se explica en gran medida por la reintroducción del cepo cambiario y la nueva emergencia de una fuerte brecha entre la cotización oficial y paralela del dólar. Esto generó no solo nuevos incentivos para que las empresas facturen servicios desde otras localizaciones, sino que también dio lugar a una explosión, ayudada también por la aceleración de la transformación digital que experimentó el mundo a partir de la pandemia, del trabajo freelance remoto; este tema es motivo de gran preocupación para las empresas del sector en tanto no pueden competir con los sueldos en dólares “reales” que cobran estos trabajadores (además de tener implicancias a futuro en materia de seguridad social y otros aspectos de política pública). En cualquier caso, de la mano de esta trayectoria, se perdieron buena parte de las ganancias de participación en los mercados mundiales que se habían obtenido en el período previo.

Sin embargo, Argentina tiene las condiciones para retomar el impulso ascendente en sus exportaciones de SBC, y sigue siendo una localización atractiva para nuevas inversiones y proyectos, tal como lo muestra, por ejemplo, el continuo crecimiento del empleo en sectores como el de software y servicios informáticos, y los anuncios de expansión y contratación de personal que realizan las principales empresas de esta industria. A su vez, las exportaciones de SBC crecieron 14% en 2021, acercándose a los niveles pre-pandemia.

En este escenario, realizamos un trabajo para el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación con el objetivo de examinar los factores detrás del aparente debilitamiento de la dinámica exportadora de los SBC en Argentina, así como las oportunidades y desafíos que se abren a futuro para el sector. Para ello, además de revisar los datos estadísticos e informes disponibles a nivel global y local, se realizó un trabajo de campo que basado en una encuesta a grandes empresas exportadoras de SBC –tanto de origen local como filiales de multinacionales instaladas en el país-, así como entrevistas en profundidad a un conjunto de esas empresas, expertos del sector y representantes de cámaras y clústeres de esta actividad.

Lo primero a resaltar es que aun en un contexto macroeconómico local adverso, las empresas del sector son optimistas respecto de sus perspectivas de crecimiento. Así, el 59% de las firmas encuestadas dijo que aumentaría su dotación de personal en 2023 vis a vis 2021, con un 47% previendo una variación mayor al 10%. Solo un 12% de las empresas encuestadas prevé una caída en el número de trabajadores.

A la vez, confirmando lo ya conocido a partir de estudios previos sobre los sectores de SBC, las características y atributos de la mano de obra constituyen la principal ventaja competitiva para prestar servicios desde Argentina. Sin embargo, este activo se está viendo crecientemente amenazado tanto por tendencias estructurales -e.g., el rezago de la oferta versus la demanda en el área informática, como por fenómenos novedosos -el mencionado trabajo freelance para el exterior. A su vez, las perspectivas de las empresas consultadas indican que en los próximos años se demandarán crecientemente perfiles laborales asociados a las tecnologías 4.0 (Inteligencia Artificial, automatización) y ciberseguridad (ver Cuadro 1), algo que requerirá seguramente modificaciones en la oferta de formación, tanto en el sistema educativo formal, como en el mercado de capacitaciones de corta duración.

Por otro lado, el estudio también confirma el cambio de perfil exportador, en el cual ganan relevancia los servicios más complejos (e.g. los asociados al llamado Knowledge Process Outsourcing[3]  o servicios informáticos o de consultoría empresaria de alto valor agregado), tendencia que se espera se profundice a futuro (ver Cuadro 2). Sin embargo, y a pesar de que el trabajo de campo evidencia que las filiales locales de las empresas multinacionales cuentan con cierto grado de autonomía relativa –que han aprovechado para escalar en el tipo de servicios que prestan y diversificar los clientes que atienden- (ver Cuadro 3), existen todavía espacios para el avance en cuanto a la complejidad de los servicios que se prestan localmente. En efecto, del estudio emerge que en las casas matrices o en otras filiales de las corporaciones con presencia en Argentina se desarrollan actividades de mayor complejidad, que no se localizan en el país debido a cuestiones de tamaño y/o skills de la fuerza laboral (aunque cabría explorar con más detalle el probable impacto de cuestiones macroeconómicas, regulatorias o institucionales más amplias). Los países que se identificaron como aquellos en los cuales se radican las filiales que ofrecen servicios más complejos y/o de mayor valor agregado en comparación con la oferta nacional estuvieron en todos los casos fuera de la región de América Latina. El país más frecuentemente mencionado fue Estados Unidos, seguido de Reino Unido; entre los países de ingresos medios se destacó a Polonia –fuera de la región latinoamericana, Polonia y República Checa son los principales países con los cuales afirman competir las filiales de las multinacionales encuestadas- e India.

En cuanto a las perspectivas, está claro que el factor más relevante para sostener las posibilidades de expansión de estos sectores pasa por fortalecer la disponibilidad de capital humano, adaptando la oferta de formación a las nuevas tendencias tecnológicas en curso. Sin embargo, no sería prudente adoptar una estrategia que se limite a seguir exclusivamente las demandas del mercado. En particular, si bien existen razones para que, desde el punto de vista de las empresas, sea razonable que los graduados universitarios no perciban una prima salarial significativa, desde el punto de vista de la economía en su conjunto sería apropiado estimular un aumento en las tasas de graduación (y, por cierto, también de inscripción) en carreras directamente vinculadas a los sectores de SBC. Esto al menos por dos razones: a) los graduados en dichas carreras pueden desempeñarse en muy diversas ramas productivas, en algunas de las cuales sí podrían recibir primas salariales más altas; b) contar con graduados (y también con personal con títulos de posgrado) en carreras informáticas y afines ayudaría a continuar progresando en materia de la complejidad de los servicios provistos desde Argentina, y probablemente también a la demorada transición hacia un modelo exportador donde los ingresos por venta de propiedad intelectual tengan mayor relevancia. Finalmente, debe considerarse que la tendencia a la automatización probablemente ponga en riesgo a las ocupaciones más basadas en tareas rutinarias, a la vez que se abren oportunidades para la offshorización de nuevos tipos de actividades donde se requiera contar con personal capacitado en el dominio de nuevas tecnologías disruptivas.

Finalmente, otra área donde existen espacios de mejora para la política pública es en las estrategias de atracción y promoción de inversiones. Si bien Argentina está bien posicionada, como se dijo antes, como un centro de provisión de SBC, la existencia de espacios para el escalamiento en el tipo de tareas que desarrollan las filiales al interior de sus respectivas corporaciones pone en evidencia el valor de las actividades de aftercare, en las cuales las agencias a cargo del área de inversiones interactúan con las filiales de las multinacionales para ayudar a remover los obstáculos que dificultan dicho escalamiento (por ejemplo, temas de capital humano, regulatorios, etc.). Asimismo, en esta interacción se pueden identificar oportunidades de cooperación con empresas o instituciones de ciencia y tecnología locales que pueden derivar en actividades o proyectos de innovación colaborativa, que también ayuden al desarrollo de actividades de mayor nivel de complejidad en el país.

Referencias

Di Meglio, G. (2015). El sector servicios en las economías en desarrollo: ¿nuevo motor de crecimiento? Universidad Complutense de Madrid.

Gotsch, M., Hipp, C., Gallego, J. y Rubalcaba, L. (2011). Knowledge Intensive Services Sector. Sectoral Innovation Watch, final sector report. Europe INNOVA.

Jensen, J. B. (2013). Overlooked Opportunity: Tradable Business Services, Developing Asia, and Growth. ADB Economics Working Paper Nº 326. Asian Development Bank.

Lachman, J y López, A. (2022). Los servicios basados en conocimiento en Argentina: Tendencias, oportunidades y desafíos. Documentos del Plan Argentina Productiva 2030, N.º 34, agosto 2022.

Nayyar, G, Hallward-Driemeier, M. y Davies, E. (2021). At Your Service? The Promise of Services-Led Development. World Bank. Disponible en: https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/35599

Sorbe, S., Gal, P., y Millot, V. (2018). Can productivity still grow in service-based economies?: Literature overview and preliminary evidence from OECD countries. OECD Economics Department Working Papers, Nº 1531. OECD Publishing, Paris.

Stehrer, R., Biege, S., Borowiecki, M., Dachs, B., Francois, J. F., Hanzl-Weiss, D., Hauknes, J., Jäger, A., Knell, M., Lay, G., Pindyuk, O., Schartinger, D. y Stehrer, R. (2012). Convergence of Knowledge-intensive Sectors and the EU’s External Competitiveness. wiiw Research Reports Nº 377. The Vienna Institute for International Economic Studies.

Director del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-BAIRES). Investigador Principal del CONICET..

** Investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-BAIRES)

[1] De acuerdo con las anteriores series de balance de pagos, las exportaciones de SBC desde Argentina apenas superaban los USD 500 millones en 2000, y habían crecido hasta cerca de USD 2.000 millones en 2005.

[2] Se llaman así a las startups con una valuación superior a USD 1.000 millones.

[3] Incluye servicios legales, financieros, business analytics e inteligencia de mercado, entre otras actividades.

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