De esto no se habla… El desajuste fiscal de cara al nuevo gobierno

Por Oscar Cetrángolo* y Julián Folgar**

En plena catarsis “propositiva”, típica de la euforia pre-electoral, y dada la acuciante situación económica actual (distinta de, al menos, las últimas dos elecciones presidenciales), es común escuchar tanto en candidatos como en equipos técnicos, múltiples ideas sobre el quehacer de la política económica una vez arribados a la Casa Rosada. Lejos de querer ahondar en el estudio o la factibilidad de cada una de dichas propuestas (los suficientemente vagas como para no entusiasmar ni desalentar a nadie), lo cierto es que pocas de ellas parecen internalizar el estado de situación de las cuentas públicas actuales o, más bien, el notable deterioro de las mismas en el último año y medio.

La casi totalidad de los análisis de coyuntura presentan estimaciones que ubican al déficit fiscal para el último trimestre de este año en niveles exorbitantes, en especial teniendo en cuenta la historia fiscal reciente del país. No obstante, los debates sobre las medidas económicas por venir hacen poco énfasis sobre este aspecto. Cierto es que de cara al episodio final que va a decidir quién es el nuevo Presidente nadie quiere aparecer  promoviendo un “ajuste” fiscal, también es que resulta difícil comprender cómo puede obviarse la magnitud del problema a ser enfrentado. Mucho más difícil de comprender para quien no siga de cerca la evolución de las actividades gubernamentales es la magnitud del deterioro fiscal que pasó del equilibrio primario hace apenas tres años a un desequilibrio financiero que podría superar los 6 puntos porcentuales del PIB a fin de este año.

¿Cuál es el nivel actual de déficit fiscal?

El cuadro 1 presenta la información necesaria para comprender el deterioro fiscal. Allí se presenta la evolución de los resultados primario y financiero del Sector Público Nacional. Con el objeto de poder brindar información actualizada se utiliza el esquema “de caja” que ofrece datos recientes con periodicidad mensual para ese nivel de gobierno. Adicionalmente, para evitar la estacionalidad de los datos, estos se presentan en promedios móviles de los 12 meses que finalizan en cada período señalado en el cuadro. De esta manera, el dato de diciembre de cada año corresponde al año calendario correspondiente. Por su parte, el resultado de julio de 2015  (última información oficial disponible) corresponde al año que comenzó en agosto de 2014 y finalizó en aquel mes.

Cuadro 1. Resultado fiscal del Sector Público Nacional en “base caja” (% del PIB) (en promedios móviles de 12 meses previos a cada período)

PERIODO Información oficial Con “ajustes”
Primario Financiero Primario Financiero
Diciembre 2011 0.2 -1.4 -0.7 -1.9
Diciembre 2012 -0.2 -2.1 -1.1 -2.4
Diciembre 2013 -0.7 -1.9 -2.3 -2.9
Diciembre 2014 -0.9 -2.4 -3.4 -4.2
Julio 2015 -1.7 -3.5 -4.1 -5.1

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Hacienda y PIB “Alquimias”.

¿A qué se refieren los ajustes que se incorporan en las últimas dos columnas? Son de dos tipos. En primer lugar, considerando la tenencia de títulos públicos por parte del ANSES, sus intereses –que figuran como gasto corriente (“Rentas de la propiedad”) e ingresos no tributarios- deben ser restados de este último rubro para el cálculo del resultado primario. En segundo lugar, ese ajuste no es necesario para el cálculo del resultado financiero (ya que están neteados) pero sí es recomendable restar el financiamiento del Banco Central que figura como ingresos corrientes. Debieran computarse como financiamiento (“por debajo de la línea”).

En el cuadro se observa un deterioro del resultado superior a 3% del PIB durante estos años hasta alcanzar resultados negativos equivalentes al  4,1% y 5,1% del PIB, primario y financiero, respectivamente.

¿Cómo se alcanzaron esos niveles de déficits?

La historia de la política fiscal en Argentina, en particular desde el último cuarto del siglo pasado hasta la actualidad, ha estado condicionada por una elevada volatilidad macroeconómica que, a su vez, ha tenido el propio frente fiscal como uno de sus determinantes, como se muestra  en Albrieu y Cetrángolo (2011). Prueba de ello es el número no menor de crisis agudas (1982, 1989, 2001-2002). En este marco, el sector público argentino se ha caracterizado por una sucesión de medidas de emergencia destinadas a atender urgencias, y buena parte de los problemas estructurales de las cuentas públicas, de larga data, no han encontrado soluciones sostenibles (Cetrángolo, Gómez Sabaini y Moran, 2015), incluso en las épocas de bonanza.

En vísperas de un final de ciclo político y cambio de administración,  el estudio de la dinámica fiscal de los últimos años muestra que la experiencia de la post-convertibilidad, incluso luego de una inusual y abundante generación de espacio fiscal en los primeros años, no parece haber sido la excepción. Así, la sostenida ampliación de gastos muy por encima de la capacidad generadora de ingresos genuinos (tributarios), aún con una presión tributaria récord para nuestra historia, y la propia rigidez que presenta históricamente la composición del gasto público en Argentina, explican la creciente divergencia observada desde 2008 en adelante, pero con mayor crudeza, desde mediados de 2013. El gráfico 1 muestra que, salvo el primer semestre del año 2011, desde fines de 2006 el ritmo de crecimiento del gasto primario fue siempre superior al de los ingresos tributarios de la Nación. Actualmente la brecha entre el incremento anual de los ingresos y los gastos es superior al 7%, habiendo superado el 12% sobre finales de 2014 y siendo en promedio 6% desde mediados de 2008 a esta parte.

Gráfico 1. Variación mensual de Ingresos tributarios y Gastos primarios del Sector Público Nacional (base caja) en relación con el mismo mes del año anterior – en %-

grafico1cet

En consecuencia, la dinámica de ingresos y gastos determinó un deterioro cercano a 8% del PBI en el resultado fiscal del Sector Público Nacional, desde 2005 a la fecha (pasando de algo más de 3% del PBI a 5,1% en la actualidad), a un ritmo promedio de 0,8% del PBI por año (Gráfico 2). De todos modos, la disminución no fue lineal. Dejando a un lado lo ocurrido en 2008/2009, principalmente influido por el impacto de la crisis financiera internacional, resulta más pertinente analizar lo ocurrido desde 2010 en adelante. De manera especial, debemos llamar la atención sobre una aceleración del desequilibrio desde el año 2014. En efecto, mientras entre 2011 y mediados de 2014 el resultado fiscal se profundizaba semestralmente entre 0% y 0,5% del PBI, en el último año este cálculo ya se ubicó en el rango entre 0,5% y 1% del PBI.

En otras palabras, durante los últimos doce meses, el déficit fiscal en promedio se profundizó 0,8% del PBI por semestre, es decir, 1,6% por año. De cara al final del año, la mera continuidad de la tendencia actual, llevaría al rojo fiscal del Gobierno Nacional a 6% del PBI que, habiendo observado la evolución menos favorable de la recaudación en los últimos meses, posiblemente se amplíe hasta, al menos 6,4% del PBI. Si, adicionalmente, consideramos el resultado de las provincias, es posible que el déficit consolidado se ubique en el entorno de 7,5% del PIB.
Gráfico 2. Resultado Fiscal – Sector Público Nacional – en % del PBI

grafico2cet

Llegado a este punto, es relativamente fácil conocer los rubros que explican esos saltos en el resultado. Basta con observar los datos oficiales. Lo realmente difícil es definir la manera en la que el sector público pueda revertir esa tendencia hasta alcanzar niveles más razonables y financiables de desequilibrios. Mucho más difícil será encarar las reformas que necesitan las políticas públicas para resolver sus deficiencias estructurales y ayudar a consolidar una economía en crecimiento y una sociedad mucho más justa.

* Profesor titular regular de Finanzas Públicas en la FCE, UBA; Director y docente de la Maestría en Economía de la misma facultad. Es Investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-Baires) y miembro del CIDED, UNTREF.

** Licenciado en Economía de la FCE. Trabaja en la Organización Internacional del Trabajo haciendo análisis económico en temas de coyuntura macroeconómica local. Especializado en política fiscal, política monetaria y actividad económica en La Organización Internacional del Trabajo.

 

4 comentarios sobre “De esto no se habla… El desajuste fiscal de cara al nuevo gobierno

  1. Consulta: cuáles son los fundamentos para netear las rentas de la ANSES y del BCRA de los ingresos corrientes del Sector Público? Pregunto porque eso es algo que hacen todos los países del mundo, dado que está avalado por la metodología utilizada internacionalmente.
    Saludos.

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    1. La idea es, en el caso de ANSES, dado que casi la totalidad de la cartera que genera rentas del FGS (ANSES) está en Título Públicos, estos intereses son primero un gasto (rentas de la propiedad) e instantáneamente un ingreso no tributario del mismo Sector Público Nacional. Por este motivo en el cálculo del resultado financiero no hace falta restarlo, dado que se netea solo, mientras que en el cálculo del resultado primario es conveniente restarlo para hacer comparable el cálculo con años anteriores en que no tenias esa fuente de ingreso que, insisto, proviene del propio Estado (distinto sería el caso si el FGS invirtiera en otros activos financieros, por ejemplo bonos del Tesoro de USA). En cuanto a las rentas del BCRA, estas son la transferencia de utilidades generadas por los activos del BCRA, que básicamente son producto de la depreciación del tipo de cambio y el cambio en la valuación, en pesos, de esos activos externos (reservas y Títulos Públicos intransferibles en dólares). En efecto, es emisión de dinero sin contrapartida alguna, toda vez que esa «utilidad» o ganancia no se hizo líquida (i.e. no se vendieron todos esos activos como para hacer líquida la «ganancia»). Por este motivo es conveniente restarlo tanto del calculo primario como financiero, siendo que no es una fuente de ingresos genuino.
      Saludos.

      Me gusta

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